Thursday, April 7, 2011

Estudios Culturales Latinoamericanos

Resulta difícil generar una conclusión acerca de la serie de textos mencionados a lo largo del curso, sobre todo, frente a los conceptos América Latina, Cultura, Estudios y (si no mal recuerdo) Crítica. Trayendo un poco a cuento algunos de los comentarios realizados en el seminario hoy, más de uno asoció las celebraciones de independencia en 11 países con la historia de Latino América. Incluso se mencionó la serie documental Unidos por la Historia, cuyo título ya evoca una especie de unidad. Si antes del curso no entendía a lo que la gente se refería con el término “Latino América,” ahora me parece estar peor. 


En este mismo seminario al abordar la cuestión en torno a la novela histórica actual, que, por cierto, por la descripción podría añadírsele el anglicismo light, ya que solía recordar ese género más denso, lento, y, por qué no, aburrido. La cuestión es que el hecho de que ahora sea uno de los géneros más vendidos, no deja de generar curiosidad en muchos aspectos. Pero alejando un poco la lente, no deja de llamar la atención lo siguiente: Por una parte dentro del país (México) pareciera buscarse revivir el interés por algunos de los valores perdidos para lo que se emplean personajes históricos ficcionalizados, cuya auto/pseudo biografía atienda y corteje al lector. Por otro lado, la visión que se tiene de México fuera del país es una visión cuya realidad es hiperbólica, llena de violencia que parece semejarse más a una novela del Realismo Mágico que a los hechos en sí. No obstante, no dejan de ser dos visiones extremistas. Una se inclina por una visión que le proporcione cierta distancia de la realidad/imagen negativa, mientras la segunda opta por ensalsar esa realidad negativa (y las dos venden). 

La razón por la que traigo esta vaga comparación a colación es por el hecho de que la situación de un país, al generar experiencias distintas, cada una de ellas reproduce un discurso distinto que le permite exteriorizar esa experiencia, pues es su realidad. Cada vez me resulta más difícil creer lo que leo respecto a esa masa terrestre que llaman Latino América. Cada autor proviene de una ideología particular, con intereses diferentes, cuyo objetivo es proponer proyectos. Y, sin embargo, seguimos sin conocer las especificidades de Latino América.
 
En otro plano, debido a una falta de comunicación (quizá), los encuentros entre visiones ideológicas suelen generar tensiones. Por ejemplo, la visión de la academia de Latinoamericanistas en América Latina vs la visión del Latinoamericanistas en Estados Unidos, predominantemente. John Beverley, mienbro del segundo bando, observa un neo-arielismo "que manifiesta un profundo antinorteamericanismo junto con un desprecio (o temor) de las «masas» y de la democracia (la cual Rodó nombra zoocracia)...El neoarielismo celebra la crítica cultural contra la «teoría». Pero no puede hacer una crítica de sus propias limitaciones. Más bien, tiene que defender, reterritorializar esas limitaciones para presentarse como alternativa a lo que ve como modelos «metropolitanos». 

 
¿Está Beverley en lo correcto? Por otro lado, parece que la obsesión de generar un proyecto tras otro, parareciera estar creando constructos sociales sobre otros ya existentes, alejándonos de lo que 'realmente' es Latino América. 



Thursday, March 31, 2011

who represents whom

 Spivak pregunta can the subaltern speak? ¿No sería buena idea que fuera el que siempre ha permanecido silenciado el que debería de tener la oportunidad de convertirse en sujeto con agencia y no seguir siendo el texto a analizar del académico? Es interesante ver cómo este último parece haber desarrollado una especie de fetichismo por el 'subalterno,' quien incluso se toma fotos junto con su “texto” de análisis para ponerlo en su página web. Foucault y Guha al igual que Spivak critican a las ciencias sociales por obstinarse en clasificar basándose en coneptualizaciones elitistas que se derivan de una ideología hegemónica. Ya decia Foucualt que no se trata de continuar con la polarización, es decir, de mostrar lo que está bien versus lo que está mal, sino de resaltar los atributos que muestre una especie de “anormalidad”. Esta anormalidad facilita la exclusión de lo que no cumple con la norma. Foucault, Guha, Spivak siguen siendo citados una y otra vez por estos mismos académicos de las ciencias sociales como si estuvieran valorando sus ideas, sin embargo, los utilizan más como meros discursos que les permite sustentar sus propias investigaciones para publicar libros, cayendo en lo que estos pensadores critican. Siguen utilizando al “subalterno” con fines de lucro. A través de las ciencias sociales se cosifica y se convierte en el objeto/producto de estudio dentro de un trabajo para publicar o presentar en conferencias en lugares en los que nunca estará presente este abstracto subalterno.

¿Qué tiene el subalterno que provoca tanto en el académico fetichista? Según apunta el proyecto que se autodenomina Latin American Subaltern Studies:

.It is the recognition of this role of the subaltern, how it curves, alters, modifies our life strategies of learning, understanding, and research, that underlies the doubts
besetting these traditional disciplinary and historiographic paradigms, para-
digms that are themselves related to the social projects of national, regional,
and international elites seeking to manage or control subject populations
and that bring in their wake the danger of filtering cultural hegemonies all
the way across the political spectrum, from the elites themselves to the epis-
temologies and discourses of revolutionary movements looking to subvert
their power in the name of the "people."

Estos textos resultan un tanto indignantes. Que si los del boom, que si los de Latin American Studies....yuck! Pero, ¿quién representa a quién? Este mismo grupo trae a colación lo del Boom en el siguiente pasaje:

The dissatisfaction with the Boom's male-centered strategy of "metafiction-
ality" leads to a new emphasis on the concrete, the personal, the "small
history," writing (or video work) by women, political prisoners, lumpen, and
gays, raising, in the process, questions of who represents whom.


Bueno, y ahora ¿quién se supone que es el subalterno latinoamericano?

. We need to access the vast (and mobile) array of the masses-
peasants, proletarians, the informal and formal sectors, the sub- and under-
employed, vendors, those outside or at the margin of the money economy,
lumpens and ex-lumpens of all sorts, children, the growing numbers of the
homeless ...

¿No sería mejor estudiar al académico de las ciencias sociales? Parece un espécimen más interesante.

Thursday, March 24, 2011

La Politización del Arte

Arte/vida y arte/política. ¿Una vuelta a lo humano a través del arte, o una politización del humano a través del arte? No es coincidencia que la autora elija a Benjamin para introducir su análisis del arte chileno, pues se aproxima a la cuestión del arte enfatizando la importancia de lo político y lo social para problematizar el maniqueísmo existente entre vida y arte (elitista). Se critican las Bellas Artes por su relación con lo institucionalizado convirtiéndose así en una símbolo que excluye todo aquello que no pertenece a los confines simbólicos y materiales de la institución. Para llevar acabo esta crítica, la autora se enfoca en enfatiza las diferencias que ella observa del arte institucionalizado en comparación con el arte creado por el grupo CADA (Colectivo Acciones de Arte) que nace en 1970 (38). Las características que destaca de este grupo le permite contrastar el discurso institucional del arte social, como se demuestra en la siguiente cita:

Si la institución artística es el marco normativo del arte que lo defiende y lo consagra socialmente como tal, será necesario atacar esa institución para revolucionar el significado y la función del arte haciendo explotar las fronteras que lo divorcian de la vida (Richard, 41)

En el texto parece celebrarse la combinación de sistemas de producción (el texto, la imagen, el gesto), mezclando el cine, la literatura, el arte, la sociología, la estética, la política, mismas que derivan de un corte rupturista y que luego el grupo CADA utiliza para "reenfatizar el llamado vanguardista" al combinar distintos registros (lo cultural, lo social, y lo político) (38). En la elaboración de su análisis de una de las obras de este grupo titulada "Para no morir hambre en el arte," Richard, señala que el museo es un centro conservador del arte, por lo que no permite acceso para todos. Por un lado, desde una aproximación macrocósmica, el museo representa "la tradición sacralizadora del arte del pasado," y por otra, es decir, el del micorcosmos, el museo no sólo es un museo sino un museo chileno, por lo tanto, también representa "el símbolo del oficialismo cultural de la dictadura" (41).

En lo que a los distintos registros incorporados en el arte del grupo CADA se refiere, cabe mencionar que en lo social, la autora destaca que este registro representa "el cuerpo urbano como zona de intervención de la biografía colectiva" (39). Esta afirmación se hace un eco mayor a la hora de 'apreciar' "Para no morir de hambre en el arte". El grupo opta por poner un lienzo en la parte frontal del museo, censurando tanto al macrocosmo como al microcosmo mencionados anteriormente, pero, además de esto, logra crear un juego de perspectiva, pues se reclama a la calle como "el verdadero museo". Se obliga a que el espectador mire hacía afuera, es decir, hacia las estructuras sociales y pueda reconocer el problema mediante esta inversión; "denuncia la convención elitista de la pintura recluida en el adentro selectivo del arte". Esa mirada hacia afuera es una mirada hacia la vida. Una forma de conciliar el arte con el sujeto (diría Althusser) a través de la fusión para ponerlos en el mismo plano y dejar de lado al elitismo, y eso es vanguardia, dice Richard: la fusión entre estética y cotidianidad (41). 

En el enlace a continuación se muestra un poco lo que se hizo en torno a esta obra. Desafortunadamente no sale lo del lienzo pero sí que se habla sobre ese paralelisto entre lo cotidiano (la leche) y lo estétio (la exposición en el museo).

Thursday, March 3, 2011

Reflexión sobre una crítica literaria-cultural.

En este ensayo los niveles de lectura se presentan de manera interesante. Tenemos la crónica y tenemos no el diálogo, sino el “diálogo”. El diálogo es una modalidad de discurso el cual se suscita entre dos individuos, sin embargo, el uso de las comillas que rodean al término recalcan, irónicamente, la ausencia del diálogo, pues sólo se deja ver la visión del que se se manifiesta dentro de la crónica. Se produce una especie de representación de la otredad en el discurso hegemónico.

Lo que pareciera buscarse es el diferenciar y enfatizar las diferencias existentes entre a lo que la traducción refiere vs a lo que la interpretación (bias included) produce, al parecer haber sido mezclados deliberadamente.

Dentro del texto de Cornejo, se permite apreciar el siguiente cuadro discursivo y retórico:
Cornejo
Crítico literario
Cronista
Cronista del imperio hispánico
“diálogo” (mediado por el cronista)
Atahuallpa y Valverde (y cronista/ intérprete/testigo)

La mirada de sospecha por parte del autor para con lo que se narra en la crónica antes mencionada, se hace aún más presente con, como ya se ha dicho, el amplio uso de las comillas, como también ocurre en el caso de “la reproducción,” a la hora de referirse a los hechos narrados por el cronista/intérprete. E incluso a través del uso de los paréntesis, como se puede ver con Garcilaso que, mientras Cornejo habla sobre lo que cada cronista/testigo transcribe, apunta en paréntesis, “cada quien relata su episodio de acuerdo a sus intereses” (26).

El cronista es un elemento de estudio importante por los diferentes papeles que desempeña en su labor. Su ojos son los lentes de la cámara, por decir lo de alguna manera, además de que el ser el autor de la crónica, no sólo lo hace cronista sino que esta palabra de autor remite al término “autoridad,” como se verá también en el ensayo de Cornejo. 

En lo que a las transcripciones se refiere...
Cornejo


Los que transcribieron
Ya no es una traducción, sino una estilización
Cronista



Esas transcripciones también reflejan la trasformación de la memoria oral hispana (28). Aunque, como también advierte Cornejo, algunos de estos autores que transcribían “preferían” una versión sobre otras, lo que sugiere la falta de fidelidad de los textos, que más que esto buscaban que parecieran crónicas verosímiles ante el lector (sino europeo, europeizado). La cuestión era poder mostrar la interacción, no tanto entre Atahuallpa y Valverde, sino entre Atahuallpa y la biblia, cuyo rechazo a este libro simbólico funciona como excusa para atacar al pueblo Inca, pues al no entenderlo los situaba en el mundo de la barbarie (31).

La escritura es un hecho de conquista y dominio

Este es el contexto en que enmarca todas sus reflexiones sobre la relación entre la escritura y la oralidad. De alguna manera esta tensión no deja de recordarnos a Sócrates con su constante rechazo a la escritura y a Derrida por su defensa de esta misma, ambos ejercicios manifestados a través de los textos de Platón. Socrates decía que “[it] is an inhuman thing.” Si se habla sobre conquista y dominio, seguro que Cornejo opinaría lo mismo respecto a la escritura, aunque en el caso del segundo, esa frase cobraría un doble sentido. En el texto de Platón, Phaedrus, se encuentra lo siguiente respecto a la escritura (El rey Ammon diriguiéndose a Theuth):

...this discovery of yours will create forgetfulness in the learners’ souls, because they will not use their memories; they will trust to the external written characters and not remember of themselves. The specific which you have discovered is an aid not to memory, but to reminiscence, and you give your disciples not truth, but only the semblance of truth; they will be hearers of many things and will have learned nothing; they will appear to be omniscient and will generally know nothing; they will be tiresome company, having the show of wisdom without the reality.

Las palabras en rojo, de alguna manera también parecen reflejar las preocupaciones de Cornejo, con sus respectivas implicaciones, claro está, pues después de contraponer las versiones de los testigos no españoles utilizando, sobre todo, lo dicho por Garcilaso, el autor muestra cómo el libro y la escritura fueron artefactos que cobraron un significado diferente al haber sido introducidos de una cultura (dominante) a otra, como signos de poder, anticipando el inicio de la transculturación de la otredad (mal) representada en el diálogo.

El autor enfatiza que “la nuez del asunto reside entonces en el conflicto entre la cultura oral y la escrita, pero que la letra hacia lo sagrado y la ha sobrecargado de dimensiones harto más esotéricas que simbólicas, inclusive hasta el punto de descargar la escritura y el libro del sistema de la comunicación. Esta desvinculación implica la idea del libro como fetiche y remite a experiencias históricas muy primitivas, que todavía podemos reconocer en algunas etimologías que asocian la letra a la magia, a la vez que invalida la también secular tradición humanista que hace del libro un objeto de y para el conocimiento humano”(40).

Thursday, February 24, 2011

Transculturación Narrativa I

Es interesante ver cómo a través de las distintas obras vistas en clase se va viendo este diálogo intertextual. No sólo por la alusión o la mención directa de algún término o de alguna idea proclamada por algún autor anterior en concreto, sino, sobre todo, por la continuación, o el seguimiento, que se le viene dando al casi ya, “caso Latino América”. Aunque no es hasta Fernando Ortiz que vimos esa aproximación al “caso Latino América” desde una perspectiva más antropológica, abordando de lleno el tema de la aculturación y la trasculturación, que de alguna forma se muestra esta preocupación en anteriores textos. Pues se llega a proponer una cosmovisión propia de “nuestra América,” para poder así, combatir aquellas fuerzas imperialistas que buscan invadir (otra vez). Es decir, impedir que otras culturas vinieran a sustituir con su ideología a la propia, y de ahí la necesidad de crear un proyecto en pro de unir/definir lo que se llamaría “la raza cósmica” (Vasconcelos), donde se rechaza la posible aculturación del “gigante del norte,” a través de una aceptada aculturación española. Son estos procesos producidos por colonizaciones, primordialmente, que resultan importantes las contribuciones de Fernando Ortiz, pues al traer a colación el término transculturación que, como dice el mismo autor, “expresa mejor las diferentes fases del proceso transitivo de una cultura a otra, [que] implica también...la pérdida y el desarraigo de una cultura precedente, lo que pudiera decirse una parcial desculturación, y además, significa la consiguiente creación de nuevos fenómenos culturales que pudieran denominarse neoculturación” (Rama, 39).
 
Lo que Angel Rama realiza, sobre todo en la primera parte en este texto, es emplear el término de Ortiz para hablar de obras literarias (45). Pareciera sugerirse que en las obras literarias producidas en América Latina en la primera parte del siglo XX, al igual que las culturas, aunque con sus respectivas diferencias, se percibe una constante transculturación. Está en constante movimiento, en constante cambio; especialmente, bajo la nueva circunstancia modernizadora traída por el vanguardismo, remplazando los rasgos que formaban parte del repertorio regionalista, afectando así al lenguaje, la estructura narrativa y la cosmovisión. En este último elemento, como señala el mismo autor, “se reconocen las virtudes del habla y las de las estructuras del narrar popular,” propiciado por la utilización del mito y el arquetipo empleados para interpretar los rasgos de Latino América, como se verá en la novela de Los Ríos Profundos del escritor y antropólogo peruano José María Arguedas (62). En este sentido, podría considerarse a esta novela como transculturadora, pues, partiendo de la definición de Ortiz, “expresa mejor las diferentes fases del proceso transitivo de una cultura a otra,”permitiéndonos sustituir el término “cultura,” quizá, por el término “creación literaria,” cumple una doble función. Por una parte se combinan una serie de elementos estilísticos que muestran una especie de sui generis Latinoamericano (destacando la combinación del español con el quechua), a la vez de manifestar este proceso ideológico a través de la ficción donde pareciera buscarse una cierta conciliación dentro de la misma dicotomía que encierra la dualidad del mestizo, peruano, en este caso.

Wednesday, February 9, 2011

Contrapuntear

Contrapunteo en Cuba se entiende como la “acción y efecto de contrapuntear,” es decir, “cantar versos improvisados” (DRAE). La definición en sí de la palabra, que ha de tomarse como un sustantivo (aunque también se podría ver como un verbo...), anticipa el tipo de narración que se empleará a lo largo del texto. Aunque no será cualquier contrapunteo, sino uno cubano. Utilizando el texto el Libro del Buen Amor, Ortiz anuncia la utilización de la técnica de la prosopopeya en su libro para permitirle darle vida al “moreno tabaco y a la blanconaza azúcar” para así introducir ambos productos y su estrecha relación con la cultura cubana (2). El autor deja saber que no se dedicará a crear versos, sino a manifestar su análisis sobre el azúcar y el tabaco mediante “prosa pobre,” frase que, por otro lado, se destaca pues en la primera línea del ensayo el autor se refiere al Arcipreste de Hita como “el arcipreste del buen humor,” mismo que se incluye en minúsculas. Pero, ¿no será a caso Ortiz el verdadero arcipreste del buen humor? Pues a decir verdad, a lo largo del texto se emplea un lenguaje burlesco dentro del cual se incorporan incluso chistes. El autor apunta que es en las producciones del tabaco y del azúcar que se ve reflejada toda la historia de Cuba, según apunta el escritor. Se compara y contrasta el tabaco con/de(l) el azúcar, pero, lo curioso es que a pesar de estar hablando sobre el uso, la ubicación, las características de estos productos, pareciera, a la vez, estarse retratando la cultura cubana mediante, otra vez, el uso de estos dos ingredientes. Al final, estos productos sólo pueden darse en Cuba, ya que “en sus diversas zonas tiene las mejores tierras para los cultivos de ambas plantas” (4).

Una de las frases que me ha llamado la atención es la siguiente:

El tabaco es un don mágico del salvajismo; el azúcar es un don científico de la civilización”. (20)

El tema parece volver...

Wednesday, February 2, 2011

Intento de escape de los metropolitanos y de la visión de los colonizadores

(Cada que veo el texto de Retamar, me da por editar...así que...) En Calibán (1971) de Fernández Retamar se insiste sobre la importancia de crear un lenguaje propio hispanoamericano que le permita "decir todo lo que la historia ha callado" (73). Es importante destacar las observaciones del autor que destaca la existencia de una cierta tendencia, por parte del hispanoamericano, en imponer esquemas metropolitanos o de reproducir "de modo provinciano lo que en otros países puede tener su razón de ser" (80). Es así que critica la falta de interés por parte del hispanoamericano en proyectarse tal cual es, y además preferir imitar un modelo diseñado para otros. En el transcurso de la obra se hace una constante distinción entre lo que representa (o debería) a "nuestra América," de aquello a lo que el autor denomina "La anti-América," cuya categoría está encabezada por Sarmiento, y seguida en el siglo XX por Borges y Fuentes, lo que le permite al autor mostrar el poco cambio ideológico que se ha suscitado desde la época de Sarmiento.

La Revolución es una alternativa

Después de la Revolución Cubana y de haber observado los cambios propiciados por el gobierno revolucionario, Fernández Retamar nota que ésta es una buena alternativa que proporcionará la oportunidad para que el hispanoamericano se encuentre: "Nuestra cultura es-- y sólo puede ser--hija de la revolución, de nuestro multisecular rechazo a todos los colonialismos". Para el escritor esa cultura sin colonialismos será una nueva cultura. Cabe mencionar también que dentro de esta nueva cultura, el autor pareciera buscar integrar a los diferentes componente raciales que forman al hispanoamericano, tomando en cuenta que se parte "no sólo de elementos europeos (citando a Alfonso Reyes), sino también a indígenas y africanos.

De todas formas, seguimos con un problema: Se continua con esta idea de querer considerar a Latinoamérica como una nación, pero, ¿no es acaso una nación imaginaria? Latinoamérica pareciera ser, más bien, una creación narrativa más que política...

Ahora lo que me pregunto, en lo que a la obra La Tempestad se refiere, es si Fernández Retamar utiliza la obra de Shakespeare con el objetivo de continuar el un discurso que se había dado en torno a esta obra. Además de continuar con el discurso, también le permite discutir el tema del colonialismo con el fin de comprobar que esta obra, no sólo alude a América, sino que también sirve como ejemplo para mostrar que el origen de ciertos conceptos adoptados por el hispanoamericano provienen del “ojo europeo,” señalando que, en efecto, se continua dependiendo del discurso del colonizador para definirse así mismo (?). El autor apunta que “estamos inficionados con la ideología del enemigo,” y que se continua perpetuando la ideología del mismo incluso en la literatura.



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En el texto, discutiendo la cuestión colonialista y lo mucho que se ha negado la contribución martiniana al estudio de la cultura Latinoamericana, el autor dice “sólo leemos con verdadero respecto a los autores anticolonialistas difundidos desde las metrópolis” (40). No obstante, Fernández Retamar, basa su análisis en la obra de alguien de a fuera, lo que él mismo pareciera rechazar. Posteriormente, una vez comprobada la asociación del personaje de Calibán con las Américas, el autor expresa ”me doy cuenta de que tampoco es enteramente nuestro, también es una elaboración extraña, aunque esta vez lo sea a partir de nuestras concretas realidades” (34). ¿Es a caso esta una señal de que no se puede escapar de visiones extranjeras? 

Otra cita que me llamó la atención es la siguiente: “Asumir nuestra condición de Calibán implica repensar nuestra historia desde el otro lado, desde la otra perspectiva.”

¿Quizá se pueda comentar algo al respecto en clase?

Thursday, January 20, 2011

Más preguntas que reflexión...

“Piensa que la concepción de la vida en una sociedad donde ese espíritu domine, se ajustará progresivamente a la exclusiva persecución del bienestar material como beneficio propagable al mayor número de personas. Según él, siendo la democracia la entronización de Calibán, Ariel no puede menos que ser el vencido de ese triunfo.”


Son muchos los temas que se abordan en el texto de Rodó, complejos en sí mismos, y problemáticos dentro de un mismo contexto. Es una obra, como bien anuncia el autor, dirigida a la juventud de América. En esta, la crítica que se plantea en torno a la nordomania, no deja de ser interesante por los elementos que emplea el autor, sobre todo mediante el binarismo creado a través de la imagen de Ariel-- genio del aire-- y de su antagónico Calibán—símbolo de sensualidad y torpeza--, ambos nombres de personajes de la obra 'The Tempest,' de William Shakespeare. De momento, lo que surgen son preguntas más que reflexiones, ¿a qué se refiere el autor con el término espíritu? O mejor aún, a ¿espíritu democrático? ¿Por qué Ariel representa a la América de Rodó? Espíritu-materialismo, belleza-fealdad, el buen gusto-el mal gusto son algunos de los binarismos presentados por el autor, lo curioso es que ese espíritu, esa belleza y ese buen gusto tenga que adquirirse por medio de una revisión a la cultura greco-romana, pues, al parecer, es de ahí donde está el ejemplo a seguir. Pero ¿por qué mirar hacia afuera otra vez? Esta cuestión es de llamar la atención, pues Martí utilizaba el idioma como herramienta para crear un común denominador entre las naciones de las Américas para unirse y así defenderse del “gigante”; sin embargo, Rodó opta por mirar hacia afuera para poder definir lo que quiere de la América de la que él se refiere en su ensayo.

Thursday, January 13, 2011

Nuestra América, ¿En pro de una decolonización? Breve reflexión

El cubano José Martí en el ensayo “Nuestra América” (1891) propone un movimiento social decolonizador a través de la concientización respecto al colonialismo en Hispanoamérica, que además permita al lector reconocer ser poseedor de una mente colonizada. Rechaza y condena el discurso de pensadores como Sarmiento, que proponían una división entre lo que ellos consideraban civilización y barbarie, que además proponían reciclar ideas provenientes del extranjero, sobre todo de Estados Unidos. Martí insiste en “conocer [para] resolver (40). El autor sugiere que los hombres letrados han fracasado en gobernar debido a la falta de una cultura puramente representativa, a causa de la elección por adoptar ideologías provenientes, sobre todo, de Europa. Además, las descripciones empleadas para referirse al hispanoamericano, mediante una crítica, lo muestran como un individuo-pastiche, mismo que le resta de originalidad y, por lo tanto, lo que impide la unanimidad dentro de las naciones. Ser americano. Ser y pensar como el individuo que pertenece a estas tierras. Ese es el efecto que parece buscar causar en el lector. Sin embargo, pareciera que la América que Martí añora está constituida meramente por mestizos, invitando a la mezcla de razas deshaciéndose de los grupos indígenas. La propuesta del autor, aunque busca mejorar la situación del americano mediante la búsqueda de su propia esencia, crea una paradoja respecto a la posibilidad de existencia y subsistencia de grupos culturales. Por lo tanto, a pesar de promover la unión de “Nuestra América,” con el fin de adoptar ideologías acordes con nuestra geografía, y para crear una fuerza mayor para combatir al nuevo imperio, pareciera no tomar en consideración las verdaderas raíces culturales que conforman al americano.