Spivak pregunta can the subaltern speak? ¿No sería buena idea que fuera el que siempre ha permanecido silenciado el que debería de tener la oportunidad de convertirse en sujeto con agencia y no seguir siendo el texto a analizar del académico? Es interesante ver cómo este último parece haber desarrollado una especie de fetichismo por el 'subalterno,' quien incluso se toma fotos junto con su “texto” de análisis para ponerlo en su página web. Foucault y Guha al igual que Spivak critican a las ciencias sociales por obstinarse en clasificar basándose en coneptualizaciones elitistas que se derivan de una ideología hegemónica. Ya decia Foucualt que no se trata de continuar con la polarización, es decir, de mostrar lo que está bien versus lo que está mal, sino de resaltar los atributos que muestre una especie de “anormalidad”. Esta anormalidad facilita la exclusión de lo que no cumple con la norma. Foucault, Guha, Spivak siguen siendo citados una y otra vez por estos mismos académicos de las ciencias sociales como si estuvieran valorando sus ideas, sin embargo, los utilizan más como meros discursos que les permite sustentar sus propias investigaciones para publicar libros, cayendo en lo que estos pensadores critican. Siguen utilizando al “subalterno” con fines de lucro. A través de las ciencias sociales se cosifica y se convierte en el objeto/producto de estudio dentro de un trabajo para publicar o presentar en conferencias en lugares en los que nunca estará presente este abstracto subalterno.
¿Qué tiene el subalterno que provoca tanto en el académico fetichista? Según apunta el proyecto que se autodenomina Latin American Subaltern Studies:
.It is the recognition of this role of the subaltern, how it curves, alters, modifies our life strategies of learning, understanding, and research, that underlies the doubts
besetting these traditional disciplinary and historiographic paradigms, para-
digms that are themselves related to the social projects of national, regional,
and international elites seeking to manage or control subject populations
and that bring in their wake the danger of filtering cultural hegemonies all
the way across the political spectrum, from the elites themselves to the epis-
temologies and discourses of revolutionary movements looking to subvert
their power in the name of the "people."
Estos textos resultan un tanto indignantes. Que si los del boom, que si los de Latin American Studies....yuck! Pero, ¿quién representa a quién? Este mismo grupo trae a colación lo del Boom en el siguiente pasaje:
The dissatisfaction with the Boom's male-centered strategy of "metafiction-
ality" leads to a new emphasis on the concrete, the personal, the "small
history," writing (or video work) by women, political prisoners, lumpen, and
gays, raising, in the process, questions of who represents whom.
Bueno, y ahora ¿quién se supone que es el subalterno latinoamericano?
. We need to access the vast (and mobile) array of the masses-
peasants, proletarians, the informal and formal sectors, the sub- and under-
employed, vendors, those outside or at the margin of the money economy,
lumpens and ex-lumpens of all sorts, children, the growing numbers of the
homeless ...
¿No sería mejor estudiar al académico de las ciencias sociales? Parece un espécimen más interesante.