Thursday, March 24, 2011

La Politización del Arte

Arte/vida y arte/política. ¿Una vuelta a lo humano a través del arte, o una politización del humano a través del arte? No es coincidencia que la autora elija a Benjamin para introducir su análisis del arte chileno, pues se aproxima a la cuestión del arte enfatizando la importancia de lo político y lo social para problematizar el maniqueísmo existente entre vida y arte (elitista). Se critican las Bellas Artes por su relación con lo institucionalizado convirtiéndose así en una símbolo que excluye todo aquello que no pertenece a los confines simbólicos y materiales de la institución. Para llevar acabo esta crítica, la autora se enfoca en enfatiza las diferencias que ella observa del arte institucionalizado en comparación con el arte creado por el grupo CADA (Colectivo Acciones de Arte) que nace en 1970 (38). Las características que destaca de este grupo le permite contrastar el discurso institucional del arte social, como se demuestra en la siguiente cita:

Si la institución artística es el marco normativo del arte que lo defiende y lo consagra socialmente como tal, será necesario atacar esa institución para revolucionar el significado y la función del arte haciendo explotar las fronteras que lo divorcian de la vida (Richard, 41)

En el texto parece celebrarse la combinación de sistemas de producción (el texto, la imagen, el gesto), mezclando el cine, la literatura, el arte, la sociología, la estética, la política, mismas que derivan de un corte rupturista y que luego el grupo CADA utiliza para "reenfatizar el llamado vanguardista" al combinar distintos registros (lo cultural, lo social, y lo político) (38). En la elaboración de su análisis de una de las obras de este grupo titulada "Para no morir hambre en el arte," Richard, señala que el museo es un centro conservador del arte, por lo que no permite acceso para todos. Por un lado, desde una aproximación macrocósmica, el museo representa "la tradición sacralizadora del arte del pasado," y por otra, es decir, el del micorcosmos, el museo no sólo es un museo sino un museo chileno, por lo tanto, también representa "el símbolo del oficialismo cultural de la dictadura" (41).

En lo que a los distintos registros incorporados en el arte del grupo CADA se refiere, cabe mencionar que en lo social, la autora destaca que este registro representa "el cuerpo urbano como zona de intervención de la biografía colectiva" (39). Esta afirmación se hace un eco mayor a la hora de 'apreciar' "Para no morir de hambre en el arte". El grupo opta por poner un lienzo en la parte frontal del museo, censurando tanto al macrocosmo como al microcosmo mencionados anteriormente, pero, además de esto, logra crear un juego de perspectiva, pues se reclama a la calle como "el verdadero museo". Se obliga a que el espectador mire hacía afuera, es decir, hacia las estructuras sociales y pueda reconocer el problema mediante esta inversión; "denuncia la convención elitista de la pintura recluida en el adentro selectivo del arte". Esa mirada hacia afuera es una mirada hacia la vida. Una forma de conciliar el arte con el sujeto (diría Althusser) a través de la fusión para ponerlos en el mismo plano y dejar de lado al elitismo, y eso es vanguardia, dice Richard: la fusión entre estética y cotidianidad (41). 

En el enlace a continuación se muestra un poco lo que se hizo en torno a esta obra. Desafortunadamente no sale lo del lienzo pero sí que se habla sobre ese paralelisto entre lo cotidiano (la leche) y lo estétio (la exposición en el museo).

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